Tiempos de aireada conspiración. No puede ser casualidad la presencia en nuestro país de Oliver Stone, el gran y laureado cineasta que ha dedicado su filmografía a denunciar el militarismo imperial de Estados Unidos. No puede ser casualidad que haya lanzado más que insinuaciones del asesinato de Kennedy mediante conspiraciones, de que USA "es un animal asesino y vicioso" y que lo que pretende en Ucraina es "controlar la guerra" porque "Ucrania le importa una mierda"...
No puede ser casualidad que el vacilón e iconoclasta James Ellroy esté de gira promocional en España de su última obra lanzando titulares gritones para la prensa derechona mayoritaria como si fuera el polen de primavera que provoca alergia, en relación a su anticomunismo visceral.... ¡¡¡Postureo promocional y boutade de las suyas!!! Tanto da. Como los buenos futbolistas, él habla en sus escritos, como Messi hablaba en el campo. De norte a Sur, de Este a Oeste, los escritores "negros" han sido sospechosos de ser comunistas o rojos, la novela social dickensiana puesta al día. Ellroy intenta escaquearse sin conseguirlo.
Si yo hubiera tenido alumnos aficionados a la lectura tóchica (de tocho) más que sugerirles que leyeran "El Manifiesto Comunista" de Marx y Engels, les aconsejaría muuy vivamente que leyeran James Ellroy. Porque aún más que "La madre" de Máximo Gorki, James Ellroy alimenta el asco y la rebeldía ante un sistema económico y político que es una auténtica máquina de guerra de los inmortales contra los humanos. En esa lucha desigual, por supuesto, los mortales son puros figurantes para ser despedazados por la crueldad y la indiferencia más sangrante por parte de los poderosos. JE explica los mecanismos sucios de las cloacas de los llamados "poderes secretos" del Estado, del FBI, de la CIA, del Ku klux klan, de la mafia y de las oligarquías, para evitar cualquier avance de derechos sociales. Ellroy se escuda en el pasado. No trata el presente. Se cura en salud y muestra a los personajes reales en cueros en todos los sentidos.
Ellroy no sigue los cánones narrativos del periodismo, el llamado triángulo invertido de quién, qué, cómo, cuándo y por qué del relato. Diría que más bien utilitza el dodecaedro pitagórico en posición horizontal. A los pitagóricos les llamaban la secta del silencio. Sería demasiado falso y banal eso de liquidar la supuesta verdad en las primeras líneas. El Maestro ha tenido la indiscutible maestría de reinventar todo un género- el negro- en donde todo ya estaba inventado. Y lo hizo siguiendo las pautas más básicas de un género perfectamente reglado. Tramas, personajes y violencia son los puntales de sus novelas como lo fueron de los anteriores genios… pero a lo bestia.
Si las tramas de Macdonald o Chandler eran enrevesadas en apenas doscientas y poco páginas, en Ellroy son absolutamente laberínticas en más de quinientas. Tengo la impresión que después de "Perfidia" no ha sabido mantener el pulso. Perfidia trata de la represión de la población americana de origen japonés y su internamiento en los campos de concentración.
Vamos con más coincidencias. En febrero visitó Barcelona Don Winlow, el que nos ha hecho a todos yonkis de la literatura de narcos con su monumental trilogía sobre el Estado fallido de México: El poder del perro parecía insuperable, pero no; después fue el El Cártel, que era el no va más, el libro que regaló Pablo Iglesias a Pedro Sánchez; y tampoco bajó el listón.. Con La frontera apuró el cáliz. Veinticinco años de literatura narco lo han dejado exhausto a Don Winslow. Recogió el premio de Pepe Carvalho de novela negra, y nos regaló algunos consejos: que había obras y autores mejores que él. Se le agradece la modestia. Pero, a pesar de su modestia, Winlow ocupa uno de los cajones del podio. Durante un tiempo lo situé en la cima. En esos deberes de lectura que nos "impuso" Winslow mencionaba cuatro o cinco obras de los grandes del género policíaco/negro. He sido aplicado y le hecho caso. Al final, y todavía inacabada la misión, me he zambullido en LA TRILOGÍA AMERICA, de James Ellroy, centrada en los años convulsos de la década de transición de los años cincuenta a sesenta: asesinatos de Kennedy y Martin Luther King Jr.....
En mi opinión Ellroy es el que adapta mejor la tragedia griega siguiendo los códigos de la novela policíaca. En la tragedia griega intervienen los dioses todopoderosos, inmortales, viciosos, corruptos, amorales. Eso sí, a veces son condescendientes. Juegan con varias barajas a la vez. Porque pueden, con sus jerarquías, claro que sí. Nada se escapa al escrutinio de esos seres. Los humanos son impotentes, su destino (la moira) está trazado de antemano. Los dioses volubles y caprichosos temen a la moira inexorable, pero tienen algún margen. Los mortales, los humanos, no. Los mitos griegos, con sus dioses impresentables, favorecieron la crítica a la tradición aristocrática. Sin embargo, durante mucho tiempo empaparon de conformismo una sociedad donde mandaban los guerreros terratenientes, porque aleccionaban a los "de abajo" sobre los límites que no debían sobrepasar. Quizás sea eso lo que valoro más de Ellroy. Los dioses de hoy, los Zuckerberg, los Gates, los Bezos, Los Musk, el complejo militar industrial que sirve para llevar guerras a crédito al tener la máquina de imprimir dólares, puede ir desvaneciéndose, como fue el paso del mito a la razón democrática. Eso suena a esperanza, ya lo sé. Todo ese poder Ellroy lo convierte en obscenidad insoportable y a la vez adictiva porque te ametralla con frases cortas.
Los poderes ocultos, las escuchas telefónicas, la conspiración van tejiendo poco a poco la trampa. Asesinato de Kennedy, asesinato de Luther King, represión de los rebeldes. Podredumbre y cinismo. Si no fuera por algún momento de redención podríamos decir que Ellroy se ahonda en un nihilismo de impotencia.
¿Cómo se puede conspirar contra el Barbas Fidel Castro, cómo se puede luchar contra la mafia, cómo se puede conspirar para apoyar subrepticiamente el movimiento por los derechos civiles de la población negra, cómo se puede estar tejiendo la telaraña para cazar a un presidente de los Estados Unidos cooperando con la misma mafia?.... Todo eso a la vez y en la misma persona..... Ese es el dodecaedro de la naturaleza humana, la de la aristocracia actual, el que nos muestra Ellroy. Eso hacen las cloacas, los servicios secretos autónomos del poder político. En su primer volumen de la trilogía, el protagonista de la segunda obra, Ward Littell, le pregunta a su jefe, el protagonista de la primera entrega, Kemper Boyd.... ¿cómo lo puedes sobrellevar todo eso tan contradictorio y opuesto? Respuesta: "Es fácil, debes acostumbrarte a COM-PAR-TI-MENTAR" (¿comparti-mentir?)
¿Qué compartimenta el CNI? ¿Qué compartimenta la ministra de Defensa? ¿Qué compartimenta el ministro del Interior? ¿Qué compartimenta los otros ministros impuestos o aceptados por el PSOE caoba y del IBEX? ¿Qué compartimenta la Sexta con Antena 3 y con OK Diario? ¿Qué compartimenta el PP con VOX? ¿Qué compartimenta el PSOE con el PP? ¿Qué compartimenta una monarquía obsoleta con una democracia supuestamente parlamentaria? ¿Qué compartimenta el poder judicial con los mafiosos pseudoperiodistas?
Algo de esa compartimentación cínica es la que entreveo en los comentarios de la presentación de su nuevo libro prospectivo del economista Niño Becerra: debemos conformarnos con la aspiración a ser una sociedad con paro abultado, con parados subvencionados, con marihuana legal y con ocio (incluido porno y series) baratos. Es el nuevo soma de Aldous Huxley que sustituye a la ambición por el derecho a un trabajo digno como perspectiva para conseguir una ciudadanía más participativa y activa en el diseño del futuro. Parece la secuencia de cómo se transporta la heroina del triángulo de oro durante la Guerra del Vietnam a los barrios negros.... OTRA COM-PAR-TI-MEN-TACIÓN que refleja Ellroy en sus novelas.
Los desesperanzados están buscando curanderos, y estos se presentan con tres letras verdes
