dimecres, 21 d’abril del 2021

AYUSISMO. OBJETIVO: VANDALIZAR EL ESTADO

Durante la semana anterior fue noticia que varias personalidades comunicaban su “excedencia” de la plataforma Twitter. Yo, que no soy usuario sino espectador, agradezco a los que usan esa herramienta; me ayuda mucho a ampliar la visión. Gracias a ese canal he podido asistir a “mesas redondas” virtuales sobre la fiscalidad en Madrid, con Lidia Brun, Nacho Álvarez, Ernest Urtasun y el representante sindical de Gestha, de los técnicos de Hacienda. Aparte de confirmar que, efectivamente, se puede considerar la Comunidad de Madrid como paraíso fiscal, el nivel argumental de información es extraordinario. Por tanto, ese tipo de presentaciones lubrican la maquinaria democrática, de discusión, de diálogo y de resoluciones propositivas.

https://twitter.com/ernesturtasun/status/1382360705744171012

Lo mismo digo del debate el sábado 17 de abril organizado por MUSOC, PENSAMIENTO CRÍTICO,  que protagonizaron  Pedro Vallín y Miquel Ramos, sobre el ascenso de la ideología fascista en España, de la ultraderecha y de las actitudes contemporizadoras del PP en relación a su “muleta” supletoria, VOX.

Como no voy adentrarme en las aguas del profesor e investigador Steven Forti, he de decir que me pareció un debate muy prolífico. Primero, por el papel que está jugando las empresas periodísticas mayoritarias en papel, de centro-derecha-y altright, que están introduciendo con raposería nuevas formas de fascismo con su insistencia en la “cultura del apaciguamiento” y de la estigmatización del antifascismo que caracteriza la campaña y el tono de Unidas Podemos. ¿Hay que dejar impune o plantar cara a la extrema derecha? ¿Estamos perdiendo la batalla democrática de la opinión pública con el relato general de los extremos y aceptar que el antifascismo es otra más de las tribus urbanas? ¿Está flojeando el control político de las fuerzas del orden, en cuyo seno hay vetas peligrosas de actitudes abiertamente fascistas y de enaltecimiento nazi? ¿Hemos perdido la batalla cultural e ideológica al aceptar el planteamiento de los voxers y derechosos de su planteamiento de quién tiene derecho a tener derechos y lanzar a la trituradora la Declaración Universal de Derechos Humanos? Como corolario, Ayuso y su libertarianismo que reivindica para la clase trabajadora el “derecho a ser esclavo”. Ahí está el meollo de su eslogan de guerrera fría del rentismo capitalino.

https://www.youtube.com/watch?v=jusphfaRF9A


Quizás no estemos ante una de las formas clásicas de fascismo. He acudido a uno de mis “maestros” póstumos al que considero el intelectual de más estatura de los últimos treinta años, científico social, Antoni Domènech, alma mater de la revista SinPermiso. En una entrevista en Buenos Aires, de hace quince años, expone que la “derecha fascista o protofascista que fue derrotada en 1945 ha vuelto en las últimas décadas con la globalización neoliberal para imponer un capitalismo contrarreformado política, conscientemente remundializado a su conveniencia”.

Para Domènech, “el fascismo europeo fue no solo una muy particular e históricamente condicionada forma de dominación política despótica, sino también todo un ambiente espiritual y cultural”. Según AD, en el núcleo intelectual del fascismo europeo estuvo la apología del relativismo; el fascismo fue el triunfo de la arbitrariedad, el todo vale (el me da igual, me la suda) de la pose ayusista, miméticamente copiado del “me ne frega” mussoliniano, el cínico desprecio del discurso público de la razón. El uso a granel de la mentira, de la posverdad no ha empezado con Trump:

El fascismo es un movimiento superrelativista (…); ha triunfado siguiendo los dictados de su intuición individual siempre cambiante. Todo lo que he dicho y hecho en estos últimos años es relativismo por intuición” (Es una cita de Mussolini de hace casi 100 años (1923): “Nosotros los fascistas hemos manifestado siempre una indiferencia absoluta por todas las teorías”. Ese pasotismo de Isabel Díaz Ayuso, que encuentra apoyo en los medios dominantes de la prensa madrileña tiene muchos puntos de anclaje con el mensaje del dictador italiano. "El relativista moderno deduce que todo el mundo tiene libertad para crearse su ideología y para intentar ponerla en práctica con toda la energía posible”. El libertarismo de Ayuso encaja como un guante en la argumentación de Benito Mussolini.

El todo vale, la mentira a cosa hecha de Vox y el apoyo implícito por omisión de la derecha pepera constituyen para el momento actual otro índice del regreso de un tipo de derecha que fue derrotada en el mundo de 1945. Ese es el parecer del sabio Domènech: el todo vale, ahora como en la Europa de los años veinte y treinta, sólo beneficia a la derecha más extrema.

Espero cumplir con los consejos del maestro que nos apremiaba a argumentar sin la oscuridad del devoto ni la premeditación del ideólogo. Las realidades son complejas y angulosas. En la anterior entrada apuntaba que IDA y el ayusismo iban contra el Estado en un doble sentido: contra el gobierno central y por la privatización de los servicios públicos que caracterizaban el welfare. Creo que, si aún viviese, Toni me daría un pescozón dialéctico y me diría aquello, con su rigor habitual: “Una cosa que deben tener presente todos los jóvenes anticapitalistas es que no hay que creerse las fábulas neoliberales que tienden a separar, como realidades disjuntas, “Estado” y “mercado”. Los mercados, en plural, son realidades muy complejas, y desde luego, no hay mercados sin Estado. Todos los mercados son creaciones políticas del Estado, y muy particularmente en el capitalismo. Todos los mercados están regulados por leyes y las leyes dimanan de la soberanía política; no hay mercados no regulados políticamente." … 

“En los tiempos de Lenin y Keynes, la porción de economía pública en relación al PIB en casi todos los países de Europa no llegaba al 15%. En la Francia capitalista de hoy rondará el 60%; en los EEUU el 40%, en España, el 45%.... El capitalismo ya no puede funcionar como lo hacía en 1914, sin un Estado capaz de intervenir administrativamente a gran escala. El Estado no se ha retirado de la economía, el Estado está aquí para quedarse, puesto que una economía como la actual no puede hacerse sin un papel muy importante del sector público”.


Domènech insistía en que al republicanismo democrático clásico y al socialismo le corresponde civilizar al Estado, democratizarlo en serio puesto que el Estado es un monstruo burocrático a medio civilizar. Mirando la cúpula del poder judicial, de los conatos de ultraderecha en la policía, de las cloacas, de los homenajes nazis en el ejército, da esta impresión.

Entonces ¿qué pretende el AYUSISMO?, la versión libertariana del “neoliberalismo” es también un intento de destruir las conquistas democráticas del movimiento obrero del siglo XX y su obra civilizadora del Estado, del poder público institucionalizado, y muy señaladamente el derecho laboral democrático. La “maja” madrileña ha perfeccionado la chulería de Esperanza Aguirre con su terraceo como símbolo de la libertad para vandalizar las estructuras colectivas de la organicidad civil.

Vandalizar para degradar las instituciones, como lo han hecho con la televisión pública, la sanidad, etc. cuando han tenido acceso; para saquearlas como “mal menor”, privatizándolas, y después para parasitarlas como palancas de poder obstruccionista, ya sea con viso o con sudadera fashion. O con procesismo amarillo.

Primero de Mayo:  https://twitter.com/CrisFaciaben/status/1384905003375243266

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