Los comunistas españoles en general, y los catalanes en particular, han dado muestras más que sobradas de la lucha por la libertad y la democracia. Muchos de ellos se hicieron tales porque
consideraron que era la mejor manera de defender la legalidad republicana y para salvaguardar las conquistas de la II República, pues permitieron a sus gentes conectar con la Europa de su tiempo, un siglo y medio después de que Fernando VII nos desconectara de los avances ideológicos y sociales del resto del continente. Siguiendo a Nieves Concostrina, Fernando VII fue un proto-Aznar.
consideraron que era la mejor manera de defender la legalidad republicana y para salvaguardar las conquistas de la II República, pues permitieron a sus gentes conectar con la Europa de su tiempo, un siglo y medio después de que Fernando VII nos desconectara de los avances ideológicos y sociales del resto del continente. Siguiendo a Nieves Concostrina, Fernando VII fue un proto-Aznar.
Hay muchos ejemplos de actitudes heroicas, ya fuere durante la guerra contra los rebeldes militares y falangistas, la postguerra sanguinaria, ya fuere durante el largo período de terror y represión. Miguel Núñez fue un ejemplo de sacrificio personal, y sobre todo de resiliencia ante los desengaños.
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Tomasa Cuevas |
Uno capital fue cuando los ejércitos aliados permitieron que el régimen de Franco "se escapara" por la rendija anticomunista de la guerra fría. Los guerrilleros del maquis, y sus esperanzas de restablecer la República, tuvieron que procesar toda esa frustración y desconcierto. Fueron perdedores una y otra vez, como Sísifo y su roca a cuestas. Después llegó el gran mazazo, con los acuerdos que el presidente de EEUU, Eisenhower firmó para que España se situara en el "lado correcto" del mundo, y los acuerdos con la jerarquía vaticana para consagrar la alianza estratégica del catolicismo con el fascismo español.
Pero hubo más, y eso Miguel Núñez lo relata en primera persona, bien en las cárceles, con sus torturas y padecimientos, bien en el trabajo clandestino o de fugitivo de la policía. Sin embargo, como en las obras claroscuras de Rembrandt, el resiliente Núñez se acoge a la ténue luz de la esperanza, de la organización, no exenta de reflexión ante tal fatalidad. Y así el PCE y los Nüñez de turno entendieron que la reconciliación nacional entre españoles era la única manera de romper el candado que había impuesto el mundo bipolar.... siempre atentos a los mensajes de la Virgen de la Izquierda, Nuestra Señora Correlación de Fuerzas.
Más allá de las descripciones carcelarias, un pasaje de Nüñez que denota ya su precocidad e inteligencia, me ha llamado poderosamente la atención. Y lo expongo aquí porque nos da cuenta de las diferencias entre la militancia de aquella época y el llamado "activismo" de la "nueva política".
El pasaje en cuestión es el siguiente: En la prisión central de Yeserías, de Madrid, durante el período de 1940-41, describe los corrillos de discusión que se entablaban en el patio y en las galerías:
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Encuentros sobre el maquis |

La anécdota de ese joven Miguel Núñez muestra esa identificación con una tradición, un patrimonio acumulado; en fin, lo que antes llamábamos intelectual colectivo.
Este fragmento me parece central para calibrar el signo de aquellos tiempos, y muy útil si queremos elucubrar, comparando esos "aires" con lo que ahora sucede con la nueva hornada de dirigentes políticos, a veces muy capaces y buena aceptación mediática, que reniegan, olvidan y a menudo creen prescindible las experiencias de organizaciones veteranas -sindicales y políticas- , ya sea desde el punto de vista estratégico o ideológico. Esa cultura del 15-M, que tiene demasiadas veces un timbre de resentimiento más que de proyecto social alternativo. Y no creo que sea tan solo por la fractura generacional que ha desenmascarado la crisis después del crac de 2008, sino que tiene más con las repercusiones o efectos colaterales de la sustitución progresiva del taylorismo.

Hago mías las reflexiones en torno a la obra del sindicalista y dirigente italiano, Bruno Trentín: La globalización es el factor determinante de la crisis y de la decadencia, quizás irreversible, del sindicalismo en general y en particular del sindicalismo de tipo más político como el que se desarrolló en determinados países europeos: Italia, Francia, Bélgica, Portugal o España. En el mundo postindustrial, los sindicatos históricos de clase están pasando una dura prueba en parte por su originario papel de defensa del interés general por encima de cualquiera de los corporativismos, incluido los de la clase obrera, y sin duda también por sus propios errores organizativos y políticos.

Pero no ha sido tan sólo eso; cabe añadir el desborde de los marcos protectores de la ciudadanía: los gobiernos locales y estatales pierden competencias frente a los mercados. Joan Coscubiela, cómo no, con su habitual clarividencia, lo ha expresado de forma sucinta: "Los partidos políticos tienen muchos defectos y sufren la crisis de los instrumentos de mediación social. Pero superan en democracia a los artilugios políticos, basados en grups de afinidad y liderazgos construidos en las redes (internet), que se relacionan con la ciudadania como los mercados como consumidores".
No soy capaz de coincidir con la experta Gemma Galdón, de origen mataronés, en que el nuevo "taylorismo digital", el oligopolio AMAZON, pueda comportar una respuesta similar a la que supuso el origen de los antaño sindicatos de masas y que consiguieron conquistas relevantes. Quizás, y esa es la enseñanza de Miguel Núñez y de su actitud vital, el atomismo individualista genere sus propios anticuerpos. Pero nada se conseguirá sin unidad, organización, reflexión y movilización. Iñaki Gabilondo, con su precisión característica, lo expresa muy bien: "Dos mentiras dominan nuestra época: "fácil" y "gratis".
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