dilluns, 18 de setembre del 2023

DEL MÉTODO YAKARTA A LA GUERRA PERMANENTE (III)

 EL IMPERIALISMO "DESMESURADO". UNA GUERRA SIN FIN

La expresión es de la historiadora ya fallecida, Ellen Meiksins, una de las historiadoras más relevantes,  antes de la invasión rusa a Ucrania, y cuando ya la OTAN había fijado sus ojos y apoyado subrepticiamente el golpe de Estado de Maidán (Ucrania). Según la historiadora, por primera vez en la historia de los Estado-nación modernos, las grandes potencias del mundo no se han lanzado en un conflicto geopolítico o militar directo. La competencia de tipo capitalista ha sustituido, de hecho, este tipo de enfrentamiento. Sin embargo, cuanto más se ha dado esta substitución,  más los Estados Unidos luchan para convertirse en la más grande potencia militar que el mundo ha conocido, ya que ella sólo acapara el 40% global de los gastos militares.

¿Cuáles son los objetivos militares de EEUU? De la guerra justa, a una actividad militar sin fin.

Si durante la guerra fría, EEUU había conformado una ideología basada en una supuesta "guerra justa" frente a las potencias que "negaban la libertad", la nueva doctrina surgida desde la guerra fría, promovida por EEUU y sus aliados -entre los que sobresale la antigua potencia colonial, Gran Bretaña-, consiste en reelaborar una nueva forma de imperio. Desde hace mucho tiempo, los requisitos de una guerra justa están estipulados: 1) Debe ser declarada por una autoridad reconocida. 2) Debe tener un objetivo y un fin legítimos. 3) Debe emprenderse cuando se han agotado otras soluciones. 4) Debe existir una probabilidad razonable de conseguir el fin perseguido. 5) Finalmente, los medios deben ser proporcionados a ese fin.

Ya antes incluso que Bush Jr., se ha ido imponiendo en los círculos dominantes de Estados Unidos, una nueva doctrina: la guerra permanente y sin condición. Con vistas a su patio trasero, se emprendió: a) la guerra contra la droga; posteriormente, y en el caso flagrante de Yugoslavia, 2) la guerra humanitaria ante la incapacidad de los europeos para solventar "nuestros propios asuntos"; con el 11-S 3) la guerra contra el terrorismo. Ahora, 4) el peligro chino. Han reverdecido viejos laureles los antiguos responsables de la política exterior USA, tanto del bando republicano como demócrata, Kenry Kissinger y Madeleine Albright. Preconizan el recurso a la fuerza militar arguyendo por razones políticas bastante vagas y nebulosas, más allá de los objetivos militares precisos y más allá aún de la guerra fría. Rompen así con las doctrinas militares tradicionales de contención y de la disuasión (Collin Powell). En definitiva, proponen una nueva modalidad, la guerra preventiva, que permitiría a EEUU lanzar golpes preventivos masivos. Y ello, por deducción lógica, comporta una guerra permanente y total. Aunque no es forzosamente continua, sí es INDEFINIDA, sin unos objetivos precisos, sin duración, sus medios y su extensión geográfica. Ucrania puede ser un campo de pruebas.

Objetivo de Estados Unidos: Controlar y someter a sus aliados (y competidores) "occidentales" (sobre todo europeos)

La nueva ideología de la guerra SIN FIN, o permanente, responde a las necesidades particulares del nuevo imperialismo. Esta visión aparece después de la II Guerra Mundial, y forma parte integrante de la proyección del sistema capitalista: para gobernar, el capital global deberá contar, no sólo sobre la base de las potencias imperiales, sino también sobre los Estados subordinados. En definitiva, utilizarlos para imponer sus imperativos económicos. El poder imperial interviene así regularmente para no arriesgarse a perder el control del sistema de Estado global. En eso que llamamos "globalización", el ejercicio de la hegemonía imperial supone que hay que controlar las economías y los Estados que compiten, sin entrar en guerra con ellos. Al mismo tiempo, la nueva doctrina militar se funda sobre la idea que el ejército es el instrumento indispensable para mantener este equilibrio aunque haga falta controlar indirectamente sus principales competidores.

La supremacía militar de EEUU aparece más que nunca como el único elemento  fiable de su hegemonía. La estrategia de EEUU consiste en conservar las fuerzas europeas dentro del marco de la OTAN, convirtiéndolas en la "legión extranjera del Pentágono". En otros términos, la principal función de la OTAN, hoy más que nunca, consiste menos en construir una alianza contra los enemigos comunes que en mantener la hegemonía de EEUU sobre sus aliados. El sabotaje del Nord Stream 2 obedece a esa lógica para someter al que es su "sheriff" en Europa, Alemania. En EEUU se ha elaborado una doctrina militar que permite hacer frente a las contradicciones del capitalismo global. Su primera premisa consiste en que EEUU debe alcanzar un grado de supremacía militar tal que ningún otro Estado o agrupación de Estados, amigos o enemigos, nunca pueda tener la tentación de contestar o de elevarse a su nivel. Esta estrategia no busca solamente prevenir las agresiones; busca, sobre todo, asegurarse que ningún otro Estado aspire al dominio mundial ni tampoco regional.

Este diseño lleva aparejado otro objetivo primordial: desanimar la independencia militar de algunos de sus aliados competidores. El ejército americano no puede intervenir de forma inmediata en todas partes. Tampoco ha tenido esa pretensión de intervenir en dos guerras a la vez. Sin embargo, solo necesita SEÑALAR, mediante frecuentes demostraciones de fuerza, que puede intervenir en cualquier parte del globo, provocando daños considerables. Ello supone que hará la guerra de forma permanente. Esa eterna necesidad de alimentar el "complejo-militar-industrial", que ha sido fundamental para la economía de EEUU. Al igual que durante la guerra fría en su época, ahora es esencial esta guerra sin fin para una economía tan dependiente de la producción militar, de la militarización de la industria aeroespacial y de su comercio mundial de armamento.


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