dilluns, 18 de setembre del 2023

DEL MÉTODO YAKARTA A LA GUERRA PERMANENTE (I)

El ciclón Luis Rubiales ha sepultado lo que podría haber sido una excelente ocasión para hablar de otros asuntos que, cuan hipócritas (máscaras de los actores de las tragedias clásicas), esconden los espectáculos deportivos de alcance global. Hemos asistido en el continente asiático  a sendos campeonatos mundiales de fútbol femenino y también de baloncesto masculino. Ha sido un verano tórrido como el que corresponde -para compensar- a una indisimulada escalada (una nueva guerra fría) entre imperios combatientes. No es culpa exclusiva del expresidente del futbolerismo patrio. Tampoco nuestro periodismo de vuelo gallináceo da más de sí y siempre está preparado para recibir las consignas otanistas en las que se ha convertido el periodismo español y, me temo, también de la Unión Europea. Ahí está el vigilante Josep Borrell para recordárnoslo. El periodismo, mayoritariamente, se ha convertido en una herramienta de la militarización ideológica que ha impuesto el imperio dominante de occidente.

Remedando al famoso militar prusiano y uno de los más influyentes historiadores y teóricos de la ciencia militar moderna, Carl von Clausewitz, ("la guerra") el deporte es la continuación de la política por otros medios. No, no me estoy refiriendo ni al Palco del Bernabeu que preside el oligarca Florentino ni a la Llotja del Camp Nou. Nadie, sin sonrojarse, sería capaz de defender la inocencia de la designación de las sedes de estos eventos mundiales de entretenimiento. Se programan y se proyectan  a veces con una década de anticipación para hacerlos coincidir con los ritmos de la política exterior de los respectivos países organizadores o sus alianzas respectivas. Se engrasan con mucha corrupción de intermediarios. Desde las Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, pasando por la copa Mundial de la FIFA de Argentina de 1978, y tantos otros, sin olvidar el más reciente Mundial de Fútbol masculino de Qatar, con su esclavismo laboral incorporado.

Alemania, campeona del mundo
Ambos eventos se proyectaron, como es natural, antes de la guerra de Ucrania. Concretamente, la sede de Austria-Nueva Zelanda para el fútbol femenino se designó en junio de 2020, y las candidaturas se presentaron medio año antes de la pandemia, donde competían, además de las sedes ganadoras, Colombia, Brasil y Japón. La XIX Copa Mundial de Baloncesto Masculino se celebró conjuntamente en Filipinas, Japón e Indonesia entre el 25 de agosto y el 10 de septiembre de 2023, bajo la organización de la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA), la Federación Filipina , la Federación Japonesa y la Federación Indonesia. Inicialmente fueron anunciadas cuatro candidaturas: Rusia, Turquía y las candidaturas conjuntas de Argentina/Uruguay y Filipinas/Japón/Indonesia. Las dos primeras no pasaron el primer corte y solo quedaron en la carrera las dos candidaturas conjuntas. El 9 de diciembre de 2017 la FIBA notificó la elección por decisión unánime de la candidatura presentada por Filipinas, Japón e Indonesia. En definitiva, el campeonato de baloncesto se programó con seis años de antelación. Y, como dato curioso, tenemos que Japón estaba en liza en los dos certámenes (futbol y baloncesto). ¿Casualidad? No es inusual que Japón, como miembro destacado de la OCDE y de la Trilateral figure siempre como aspirante, pero la coincidencia con otro evento casi simultáneo en Australia-Nueva Zelanda nos debería hacer sospechar que no hablamos exactamente del deporte "desinteresadamente". La novedad más llamativa es la de Indonesia, el país musulmán más poblado del planeta, Estamos hablando, pues, de geopolítica y de su "blanqueamiento" a través de espectáculos que se emitirían a miles de millones de personas de todo el mundo. 

Finalizado el verano, el 11 de septiembre, los militantes demócratas, mayoritariamente socialistas-comunistas, nos hemos apresurado a rememorar el 50 aniversario del golpe de Estado contra el gobierno de izquierdas de Salvador Allende. La "batalla" de Chile marcó un antes y un después. Siempre ha sido emotiva. El gobierno que encabezó Salvador Allende nos enseñó que socialismo y democracia van de la mano. A 50 años del sangriento golpe de Estado que puso fin al gobierno de la Unidad Popular, el pensamiento de Allende y su idea de una «vía democrática al socialismo» resurgen para pensar nuestro presente. Nos recuerdan que sin democracia no hay socialismo, y sin socialismo no hay democracia. Esta derrota percutió de una forma muy aguda en los partidos comunistas del sur de Europa, cuya figura principal fue el italiano Enrico Berlinguer. 

Si unimos estos puntos geográficos en el mapa no es fácil eludir, sin caer en un conspiracionismo de vía estrecha, la idea según la cual hay un diseño de una estrategia nada "inocente", que va desde el "imperio ilegítimo" ascendente de China hasta el "gobierno ilegítimo de Perro Sánchez", y "la contienda" de resonancias fascistas del expresidente José María Aznar.


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